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Comprensión estratégica, adaptación e innovación en medio de la pandemia

A partir del 17 de marzo (17M) de 2020 el Ecuador, como efecto de la pandemia global (covid-19), entró en un escenario de emergencia sanitaria caracterizado por una cuarentana dura basada en el confinamiento de la población en los hogares para evitar el aumento de contagios que pueda poner en riesgo a la capacidad de respuesta del sistema hospitalario. Luego, también, conforme se iba disminuyendo el rigor del confinamiento, se estableció un sistema de semaforización con restricciones a la libertad personal y productiva, para, como tercera acción, entrar en un momento de corresponsabilidad ciudadana -basado en la aplicación de la triada de la vida: uso de mascarilla, distanciamiento social y lavado continuo de manos- que, se estima, seguirá vigente hasta cuando se regrese, una vez se vacune masivamente a la población, a una situación realmente normal.

Este escenario de emergencia sanitaria, al final, terminó afectando y sigue afectando negativamente, también, al espacio de la economía, ya que, el aumento de los niveles de miedo, pesimismo e incertidumbre en las personas y organizaciones -al momento de llevar a cabo sus actividades personales, laborales y productivas-, incidió en el cierre de negocios y pérdidas de puestos de trabajo, lo cual, pensando de forma específica en las instituciones vinculadas al sector de las finanzas para el desarrollo, puso a prueba su capacidad de resiliencia que, antes de la pandemia, se fue acumulando positivamente y que, en momentos complejos como los pandémicos, ha sido el factor clave para que las instituciones se puedan levantar más rápido ante ese escenario difícil, en donde, sus clientes -los actores productivos relacionados a la micro, pequeña y mediana empresa (MIPYME) y a la economía popular y solidaria (EPS)- fueron afectados, con dureza, producto del confinamiento; poniendo, así, en peligro a la cadena de pagos, dentro de la cual está el eslabón relacionado al cumplimiento de obligaciones crediticias adquiridas, sobre todo, en la pre pandemia.

Frente a esta realidad, la reprogramación de obligaciones llevada a cabo por las instituciones financieras fue una de las acciones que, solidariamente, ayudó a dar oxígeno a la dura situación de liquidez que sintió una buena parte de las actividades integrantes del tejido productivo nacional. Esta acción, aplicada de forma inmediata, se debe resaltar, se pudo llevar a cabo gracias a la buena salud organizacional previa de las instituciones de las finanzas para el desarrollo; mostrando, así, que, en el sector, si existieron defensas financieras de base para activar una resiliencia que, con hechos, evidenció que sí pudieron levantarse y enfrentar con fuerza a los desafíos pandémicos que, día a día, han ido apareciendo desde marzo 2020.

Y, claro, esos desafíos han estado vinculados a la búsqueda de soluciones que, en ningún libro o manual, están escritas para saber cómo administrar y reaccionar en un escenario de pandemia global que, para el caso ecuatoriano, potenció a una crisis socioeconómica que, desde tiempo atrás -incluso varios años-, venía acumulándose y expresándose en ámbitos como: el deterioro de la cuentas fiscales que, en última instancia, complica el financiamiento continuo de necesidades básicas como educación, salud y seguridad; el aumento del endeudamiento público, la baja competitividad no resuelta, y el deterioro, en ascenso, de la calidad del empleo nacional.

Finalmente, cuando el país y el mundo entren en el tiempo de la verdadera post pandemia , para sectores, como los dedicados a promover la inclusión financiera, surgirán grandes retos, ya que el número de excluidos, como costo de la factura gorda de la pandemia -en diferentes espacios del quehacer social-, seguirá aumentando, surgiendo, así, un menú grande de necesidades en donde las instituciones relacionadas a las finanzas para el desarrollo podrán jugar un rol clave mediante la creación técnica y estratégica de productos especializados y ajustados a esas nuevas necesidades pandémicas y post pandémicas que antes no se las conocía. De ahí, la importancia que la comprensión estratégica del entorno en que se mueven; el desarrollo de la adaptabilidad situacional, y la puesta en acción de la creatividad e innovación disruptiva sea lo que predomine en su accionar de corto, mediano y largo plazo.    

Dr. Wilson Araque Jaramillo, PhD

Presidente de la RFD